domingo, 23 de septiembre de 2012

She left, She's free.

Me cuesta admitirlo, hacerme a la idea, pero ya nada puede cambiarlo.

Me cuesta admitir que no volveré a oír esa frase, al menos no con tu voz.

Me cuesta admitir que no sonará otra vez el teléfono, siendo tu, con la que hablaba en cada idioma que ambos conocíamos.

Me cuesta admitir que no disfrutaré nunca más de aquellos paisajes con tu alegre compañía, aquellas playas que eran pura melodía veraniega, hoy son ríos de dolor invernal.

Me cuesta admitir que ya no tendré aquella infantil alegría al hacer nuestros postres, me la ha arrebatado la vida.

Me cuesta admitir que ya no estás, que te has ido sin decir adiós, o simplemente lo has ido haciendo a lo largo de estos últimos años, poco a poco, suave e intrascendentemente hasta este gris día.

Salpico este escrito con lágrimas cargadas de recuerdo, lo único que me acompaña ahora. Tan solo espero que allá donde estés, hayas por fin encontrado esa sonrisa que hace tiempo que no lucías.






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