No por favor, otro año más no, y menos este, siento una horrible desesperación, un ansia desmesurada.
Cada Septiembre siento como el verano ha servido para descansar, de una manera u otra, nunca pienso que el curso son nueve eternos meses, con muchos, quizá demasiados contratiempos. Tenemos Navidad, Pascua, y bueno, depende de ciudades, más o menos fiestas locales, pero, ¿de verdad sirven para descansar? No, no lo creo.
Esa total desconexión solo nos la aporta el verano, dos meses, de distancia al mundo exterior, cada uno en su mundo paralelo.
Poco te desgastan los madrugones, las eternas clases, y más aun en las asignaturas que menos aprecio tienes. Son los disgustos, las discusiones, y los malos rollos, siempre he pensado que la rutina va ligada a ellos.
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