Supongamos que la vida es un edificio, de varios pisos, cada uno representa una etapa de la vida. Nacer, la planta baja, crecer los pisos y oficinas, y morir la azotea desde la cual muchos saltarían prematuramente. Supongo que teniendo el primer piso con goteras y grietas, me he puesto a construir sobre él, de forma compulsiva. No hay arquitecto que re diseñe el edificio, tampoco constructor que quiera invertir, solo el albañil, que quiere rectificar sus errores y volver a construir, corrigiendo cada uno de sus pasados errores. Un edificio no se levanta de la noche a la mañana, y mucho menos cuando hay que trabajar, varios de los 14 pisos que contiene el gigante. En estos últimos días, el albañil ha progresado en las plantas inferiores, pero las ultimas, han estado decayendo a causa de las goteras por las lluvias constantes de los últimos días. Pronto llegará a esos pisos, tendrá que enfrentarse a todos los obstáculos sin rodeos, con mano dura, pero guante de seda.
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